Uf, qué estrés de película. Las mentiras de Coronado me han causado más angustia que El resplandor y El Exorcista juntas. Y lo jodido es que este tipo de personajes existen, los mentirosos compulsivos de toda la vida. No sé cómo pueden dormir, van construyendo su vida a base de engaños y mentiras, una tras otra sin titubeos, un auténtico castillo de naipes que se puede desmoronar en cualquier momento.

La vida de nadie no es apta para cardiacos pero sí para todo aquel que esté dispuesto a pasar un rato aterrador con una de esas perlitas que nos da de vez en cuando el cine patrio.