"Siete años en el Tíbet" es el típico ejemplo de como una interesante historia se convierte en un aburrimiento, eso sin contar el trasfondo de intereses políticos y religiosos, donde esta película se situaría dentro del lobby anticomunista, ocultando al máximo el régimen feudal de los lamas tibetanos, el interés nazi y el pasado nazi del protagonista, y, al final, el cartel de 1 millón de muertos a manos de los chinos cuando se estima que no superaron los 10.000.

El guión no supera el aprobado, limitándose su mayor logro en mostrar la normalidad de un país extraño, atrasado y adorando a un niño. El montaje intenta dar algo de agilidad con algunas escenas que se suceden muy rápidas, otras veces con grandes saltos en el tiempo dentro de la historia, todo excesivamente o mal cortado.

No deja de ser una película con actores conocidos, de fotografía aceptable, y por eso no es totalmente desechable.