Esta serie me la recomendó mi hermano, no es la primera vez que lo hace, y no es la primera vez que no me decepciona.

La vida a mi hermano y a mi nos ha llevado por lugares muy diferentes, y es que con tan solo 10 años, dejé de vivir con él.

Siendo sincero, nuestra relación siempre fue complicada, cuando él era un enano, me comprometí con él y conmigo mismo en cuidarlo como fuese necesario, pero, con el paso del tiempo, circunstancias, nos separaron. Hace un par de veranos, mi hermano y yo nos reencontramos en una playa de Valencia, y que mejor escenario que el de un botellón nocturno…

Quienes me conozcan sabrán que ese no es mi entorno natural, y que por lo tanto, no puedo hacer otra cosa que no sea sentirme desplazado. Ante tal tesitura, comprendo que, la escasa mira personal, un alto elevado nivel de alcohol en sangre, y el leve peso de las entendederas de aquellos presentes, resultaron ser factores suficientes para que unos “caballeros” me increpasen.

Esa fue la primera vez en toda mi vida que mi hermano me defendió, y a día de hoy, por un solo gesto tan genuino, sigo estando orgullo de él, por lo que, si bien sé que mis críticas no te importan una mierda, que sepas, por si algún día lees esto, que hagas lo que hagas con tu vida, estaré orgulloso de ti, esta critica va por ti:

Prisión Break narra de forma veraz, las dinámicas afectivas sociales entre dos hermanos, al menos como yo y mi hermano las entendemos, y es una especie de quid pro quo tácito y sin una cuenta que saldar, una historia de supervivencia entre dos supervivientes, cada uno con su mecanismo evolutivo para sobreponerse a las dificultades, ya sea la improvisación y fuerza, o la preparación y la inventiva de una identidad sibilina.

Desde un punto argumentativo, todo tiene su sentido, y se toma su tiempo para justificar los eventos que se van a acontecer, pero con el paso del tiempo, la trama rápidamente se torna muy circunstancial (en especial la segunda temporada, donde parece que hay un plan porque me lo dicen, de lo contrario diría que todo es un ir y venir de decisiones justas y la voluntad del señor para que todo resulte en un final feliz)

Los personajes son consecuentes con sus acciones, y en especial la Dra Tancredi y T-Bag, muestra una evolución manejada de una manera magistral, en especial este último, y es que me fascina como podemos llegar a empatizar con él durante la segunda temporada, y como el despiadado depredador que es Bagwell, se vé en vuelto en una espiral de desgracias, donde su centro, en algo tan sencillo, como sentirse querido, apreciado, o comprendido... Todo su arco atraviesa la creación de la esperanza como motor de vida, y su posterior destrucción, sumiéndolo todavía más en el pozo, un personaje no solo digno, pero también con más matices que los protagonistas de la saga, y me alegra tener la oportunidad de verlo crecer durante las 5 temporadas.

Me encanta ver como en la mayor parte de los presos fugados, existe no una necesidad intrínseca de ser libres como elemento abstracto y como fin per se, pero en cambio, existe una necesidad por todas las partes, de recuperar lo una vez perdido, ya sea C-Note su familia, Sucre su amada, o Tweener (cariñosamente apodado con Vanila Ice Guy), quien solo desea tener la vida de un joven que desea retomar su vida, ya sea en la universidad o con una tímida chica de Utah, no sé ustedes, pero a mi esto me resulta muy humano…

Hasta el entierro de Bellick esconde todas sus frustraciones y desde casi la sombra narrativa se nos muestra como un personaje casi al nivel intelectual de Scofield, se comporta como un matón de barrio cuando tenía la porra, y como el más de los ilustres caballeros cuando estaba entre rejas, un personaje que no hace sino ponerme los pelos de punta, y que acabaría siendo recordado como “La leyenda”.