Lo cierto es que el título me sonaba a chino desde el principio y más aún cuando no vi el nombre de Bogart en la carátula principal, ahora lo entiendo todo. En 1934 era aún un auténtico desconocido con apenas 4 ó 5 películas a su espalda, muy alejado de la gran estrella en la cual se convertiría. Así que el único punto de atracción se me fastidió.

La película gira en torno a una falsa hipocresía en cuanto a la legalidad, cosa que causaría furor hace 80 años, pero hoy día suena muy ridículo. Una mujer mata a su marido y le hacen el juicio, los motivos los conoceremos con cuentagotas y el portavoz del jurado hace una pregunta que inclina la balanza hacia condena. Posteriormente recibe muchas críticas por ello y se defiende diciendo que la ley está por encima de la gente y que si fuese su hija quien hiciese lo mismo, actuaría igual. Sin conocer que precisamente su hija llegará a casa con un revólver en la mano y diciendo que ha asesinado a su novio.

Floja película acerca de valores morales de la época, con un argumento menos creíble que los fichajes de Zubizarreta y con una trama poco interesante.