Tercera parte de la historia que dedica su primera mitad a recordar el caso en cuestión y las otras dos partes, y en la que aparecen varios expertos analizando las pruebas, algo que debieron de haber hecho 18 años atrás.
En esta ocasión los avances tecnológicos y en el análisis del ADN son los que cambian la situación y permiten el recurso.

Las pruebas acaban demostrando y confirmando la inocencia de los acusados, pero aún con eso, el sistema y el estado aún tiene poder suficiente para mantener en prision a estas tres personas después de haber pasado por un infierno de 18 años.

Ahí es donde entra en juego la declaración Alford, una doctrina judicial mediante la cuál, los acusados deben reconocerse culpables aún siendo inocentes si quieren que les dejen salir de prision, conmutandoles la pena por el tiempo ya cumplido, y perdiendo la posibilidad de demandar al estado por lo sucedido.

Esta doctrina legal mejor denominada como chantaje, es el broche de oro para un proceso policial y judicial repugnante a todas luces en el que sencillamente falla absolutamente todo, cada policia, jurado, juez, abogado, para crear un sistema lo suficientemente podrido como para tener el cinismo de llamar a esto justicia.

En el juzgado de esa localidad reza la frase “la obediencia a la ley te da la libertad”, cuyo significado se vuelve tan absurdo en este caso, que solo puede ser superada por la ridicula “in god we trust”, claro que como pruebas para acusarles nunca hubo, tenían que buscar entes paranormales para justificar su odio y su profunda ignorancia.