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8
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June 20, 2017
6 of 7 users found this review helpful
Está claro que el tiempo es uno de los temas más usados en la literatura. Hacer películas de un tema tan complejo y a la vez tan tratado es un reto. Y más si se hace con elementos sencillos. Quizá el hecho de que se cuente con sólo diez minutos lo obliga a hacerse más concreto, más fino, en el sentido de cómo se representa lo que vemos cuando aguzamos la mirada. Puede ser que Ten minutes older the trumpet sea más popular, porque más populares son el conjunto de los directores que agrupa. De aquel me quedaría con el minidocumental de Herzog, la brillantez pictórica de Erice y la parábola de la mudanza invisible de Chen Kaige. He decidido escribir sobre Ten mintues older the cello porque en conjunto me ha cautivado más (aún). Aquí la melodía conductora es de cuerdas, pero el agua sigue siendo la cortinilla de estrellas entre corto y corto.
Para esta película considero necesario hacer spoiler... así que por razones de espacio lo aviso aquí:
Bertolucci hace manifiesta esta importancia del agua tal que Heráclito, y chorrea en su film con distintas acepciones de un agua que es tanto purificadora como fuente de desgracias. Arranca bien, pues, esta entrega de Ten minutes older. Luego tenemos, de entre los que más me han gustado, un corto que trata desde la perspectiva de un mosquito, que muere atraído por la luz del matamoscas. A mi particularmente me ha parecido muy acertado el hecho de representarnos con el mosquito a esa humanidad errante que se condena tratando por luz lo que es su propio castigo. Quizá los personajes que hacen de humanos aquí sean los mosquitos, sus personajes sólo hacen ruido, digamos, la reflexión viene del insecto. Y aquí, que también partimos del agua, vemos cómo todo lo que sucede lo hace en el presente y que los estados del alma sólo pueden percibir otros tiempos, pero siempre a través del presente, porque el pasado ya fue y el futuro no ha sido. El encargado de llevar esta idea a la película fue Volker Scholondorff. Hay también un corto de una mujer que asesina accidentalmente a su marido, puede que el tiempo aquí sea representado como cuando nos ocurren esas excepciones de lo que no controlamos y luego todo sale imprevistamente, que se nos escapa de las manos... ahí el tiempo aparece como un agujero negro.
Continúo en spoiler:
Para esta película considero necesario hacer spoiler... así que por razones de espacio lo aviso aquí:
Bertolucci hace manifiesta esta importancia del agua tal que Heráclito, y chorrea en su film con distintas acepciones de un agua que es tanto purificadora como fuente de desgracias. Arranca bien, pues, esta entrega de Ten minutes older. Luego tenemos, de entre los que más me han gustado, un corto que trata desde la perspectiva de un mosquito, que muere atraído por la luz del matamoscas. A mi particularmente me ha parecido muy acertado el hecho de representarnos con el mosquito a esa humanidad errante que se condena tratando por luz lo que es su propio castigo. Quizá los personajes que hacen de humanos aquí sean los mosquitos, sus personajes sólo hacen ruido, digamos, la reflexión viene del insecto. Y aquí, que también partimos del agua, vemos cómo todo lo que sucede lo hace en el presente y que los estados del alma sólo pueden percibir otros tiempos, pero siempre a través del presente, porque el pasado ya fue y el futuro no ha sido. El encargado de llevar esta idea a la película fue Volker Scholondorff. Hay también un corto de una mujer que asesina accidentalmente a su marido, puede que el tiempo aquí sea representado como cuando nos ocurren esas excepciones de lo que no controlamos y luego todo sale imprevistamente, que se nos escapa de las manos... ahí el tiempo aparece como un agujero negro.
Continúo en spoiler:
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
La metonimia del tiempo es el aniversario del corto de Szabó, las fechas del futuro en el de Radford, todos los espacios cortos que hacen alusión a ese otro espacio inefable. Es en este último en el que vemos la vejez de un hijo enfrentada a la juventud de un padre congelado en el tiempo. Ante lo evidente de este deterioro lógico por el paso de un tiempo regido bajo las leyes de este mundo, aún así, el padre se ve sobrecogido. Sabe que se enfrenta a algo fuerte, su amigo le dice no lo hagas, así lo escogí, responde él a la muchacha que lo recibe, como la resignación de tener que pagar esa ausencia.
Finalmente rescato el film de Jiri Menzel, sencillo en el título y sencillo en su idea, pero a pesar de utilizar esta técnica de collage sabe cautivarnos con el simple muestrario de un rostro. Así también es la poesía, cuando puede transmitirnos con menos elementos, con las palabras necesarias para referirse a algo que las traspasa. Y Menzel nos devuelve al tema de la belleza y la juventud, inextricable si pensamos en el tiempo.
El tiempo es un tema que retorna a nosotros a través de todas las artes, y sin embargo podemos decir que no nos suena a trillado en estas entregas. Así como no nos sonaría a trillado plantearnos el viaje de la vida como en un tren en el poema de Dámaso Alonso y relacionándolo con la vejez, la soledad y la muerte. Ahí también está el tiempo. Y así es tocado en algunos de estos cortos. Bertolucci introduce elipsis. Menzel considera que un rostro y sus arrugas es suficientemente poderoso. Dibujar un reloj es demasiado evidente, pero mostrarnos el agua nos ayuda a sumergirnos en este vaivén, en este concepto. ¿Una pantalla en negro para que los minutos, los diez minutos se nos hagan más tangibles? Así los sentiríamos, por medio de la incomodidad y de la espera. O quizá, el silencio, del que se sirven poetas como Celan para marcar el tiempo y la importancia de la memoria... Podemos decir que el tiempo lo es todo, pero que las palabras también se ven desgastadas por él y su influjo es devastador no sólo para las personas.
Finalmente rescato el film de Jiri Menzel, sencillo en el título y sencillo en su idea, pero a pesar de utilizar esta técnica de collage sabe cautivarnos con el simple muestrario de un rostro. Así también es la poesía, cuando puede transmitirnos con menos elementos, con las palabras necesarias para referirse a algo que las traspasa. Y Menzel nos devuelve al tema de la belleza y la juventud, inextricable si pensamos en el tiempo.
El tiempo es un tema que retorna a nosotros a través de todas las artes, y sin embargo podemos decir que no nos suena a trillado en estas entregas. Así como no nos sonaría a trillado plantearnos el viaje de la vida como en un tren en el poema de Dámaso Alonso y relacionándolo con la vejez, la soledad y la muerte. Ahí también está el tiempo. Y así es tocado en algunos de estos cortos. Bertolucci introduce elipsis. Menzel considera que un rostro y sus arrugas es suficientemente poderoso. Dibujar un reloj es demasiado evidente, pero mostrarnos el agua nos ayuda a sumergirnos en este vaivén, en este concepto. ¿Una pantalla en negro para que los minutos, los diez minutos se nos hagan más tangibles? Así los sentiríamos, por medio de la incomodidad y de la espera. O quizá, el silencio, del que se sirven poetas como Celan para marcar el tiempo y la importancia de la memoria... Podemos decir que el tiempo lo es todo, pero que las palabras también se ven desgastadas por él y su influjo es devastador no sólo para las personas.