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September 30, 2012
12 of 16 users found this review helpful
Con la llegada de la democracia la censura cinematográfica pasó al olvido lo que se tradujo, entre otras cosas, en el "destape" y la vulgaridad más absoluta. Sin embargo, en medio del pozo en el que entró nuestro cine, José Luís Garci fue uno de los pocos que se mantuvo más interesado en la propia calidad artística que en otra cosa. De este modo, con "El Crack" realizó uno de los mejores títulos, no sólo de los ochenta, sino de nuestra filmografía. Se nota a la legua que Garci ama el cine y aquí no se ha privado de homenajear al propio séptimo arte (referencias a Bogart, a Coppola, a José Sacristán, a "Apocalipsis Now", a "Toro Salvaje") sino a todas aquellas pasiones del director madrileño: el boxeo, la novela negra, Dashiell Hammett, "El Halcón Maltés", Nueva York, el cine negro, los detectives privados, el tabaco, en fin, su aprecio por la cultura norteamericana, en todo su extensión.
Se puede alegar que "El Crack" es un intento de trasplantar el cine negro estadounidense a nuestro país, haciendo de German Areta (Alfredo Landa), un Harry el Sucio local. Así es, pero no sólo es eso sino que lo que hace Garci es una especie de fusión entre lo americano y lo español. Pasando por el propio protagonista, prototipo del español del montón, la película respira por los cuatro costados de lo autóctono: bares en la carretera, comida de menú y una botella de vino tinto, máquinas tragaperras, José María García en la radio, el fútbol, las partidas de mus, Mortadelo y Filemón, Televisión Española, etc.
Entrando en la película, Garci realiza uno de los escasos intentos de cine negro en nuestro país, y, la verdad, lo hace de una forma muy notable. Aunque algo lenta en su desarrollo y con tono un tanto frío, que le impide ser todo lo emotiva que pudiera haber sido, "El Crack" es una obra que rezuma tristeza, desesperación y melancolía, ayudado en este sentido por una excelente banda sonora. Apoyada en un buen guión y una clásica historia detectivesca, Areta, el piojo, se mueve en un mundo donde la corrupción y la bajeza campan a sus anchas. Diría que la tristeza de "El Crack" es estructural pues viéndola se entiende que resulta imposible establecer justicia dada la maldad de ciertos individuos (SPOILER). En este sentido, hay que alabar a Garci, que lleva el cine negro, la sordidez humana y el dolor, hasta las últimas consecuencias.
No puedo terminar sin un par de apuntes. Estamos en 1980-1981 y el aborto era visto como un auténtico crimen, una aberración. Quien nos iría decir que unos años más tarde sería lícito y más tarde se convertiría hasta en un derecho más. Como hemos cambiado. Por otro lado, y espero que no se molesten mis lectoras, el poco cerebro femenino es de tal calibre que ya entonces los hombres las engañaban con el viejo cuento de que "voy a dejar a mi mujer" cuando ni siquiera existía el divorcio. Si, el tipo, podía coger las maletas y huir de casa pero nos olvidamos de que cualquier tipo de "separación" era un escándalo mayúsculo que se evitaba como la peste. Suponía le exclusión social, las críticas, un freno en la carrera profesional y hasta un trauma para los hijos. Pues aún así, muchas lo creían.
Se puede alegar que "El Crack" es un intento de trasplantar el cine negro estadounidense a nuestro país, haciendo de German Areta (Alfredo Landa), un Harry el Sucio local. Así es, pero no sólo es eso sino que lo que hace Garci es una especie de fusión entre lo americano y lo español. Pasando por el propio protagonista, prototipo del español del montón, la película respira por los cuatro costados de lo autóctono: bares en la carretera, comida de menú y una botella de vino tinto, máquinas tragaperras, José María García en la radio, el fútbol, las partidas de mus, Mortadelo y Filemón, Televisión Española, etc.
Entrando en la película, Garci realiza uno de los escasos intentos de cine negro en nuestro país, y, la verdad, lo hace de una forma muy notable. Aunque algo lenta en su desarrollo y con tono un tanto frío, que le impide ser todo lo emotiva que pudiera haber sido, "El Crack" es una obra que rezuma tristeza, desesperación y melancolía, ayudado en este sentido por una excelente banda sonora. Apoyada en un buen guión y una clásica historia detectivesca, Areta, el piojo, se mueve en un mundo donde la corrupción y la bajeza campan a sus anchas. Diría que la tristeza de "El Crack" es estructural pues viéndola se entiende que resulta imposible establecer justicia dada la maldad de ciertos individuos (SPOILER). En este sentido, hay que alabar a Garci, que lleva el cine negro, la sordidez humana y el dolor, hasta las últimas consecuencias.
No puedo terminar sin un par de apuntes. Estamos en 1980-1981 y el aborto era visto como un auténtico crimen, una aberración. Quien nos iría decir que unos años más tarde sería lícito y más tarde se convertiría hasta en un derecho más. Como hemos cambiado. Por otro lado, y espero que no se molesten mis lectoras, el poco cerebro femenino es de tal calibre que ya entonces los hombres las engañaban con el viejo cuento de que "voy a dejar a mi mujer" cuando ni siquiera existía el divorcio. Si, el tipo, podía coger las maletas y huir de casa pero nos olvidamos de que cualquier tipo de "separación" era un escándalo mayúsculo que se evitaba como la peste. Suponía le exclusión social, las críticas, un freno en la carrera profesional y hasta un trauma para los hijos. Pues aún así, muchas lo creían.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Tanto la niña, Maite (pedazo de secuencia en la que muere en la explosión) como la chica, Isabel acaban siendo asesinadas por unos asquerosos. Areta los mata a los dos, más no puede hacer. Pero aún así, sigue sin haber justicia, pues la pérdida de la niña y de la joven, dos inocentes, es una injusticia irreparable. El que mate a los culpables no va a deshacer el mal cometido. Luego es poco consuelo. Por cierto, tremendas las secuencias tras la muerte de la niña. La llamada de la madre, y luego el silencio mientras afeitan a Areta es de lo más angustioso.