Llamativo argumento, que juego con los deseos de millones de niños, de ser por fin "grandes" para hacer lo que les plazca. Sin duda, el punto de partida, la conversión de Joshua (Tom Hanks) de un chico de 13 años a un hombre de 30 pero con su misma mente infantil, tras jugar en una desahuciada atracción de feria, es lo mejor. Sin embargo, ya aventuré que sería difícil dar carrete a la trama sino aparece algo de más peso. Penny Marshall tira por lo fácil aproximando su "Big" a una comedia romántica insulsa, como si el hecho de crecer de esta forma fuera una nimiedad de la que no vale la pena acordarse. Después de todo, parece que para ella ser adulto es un chollo. Una situación que invita a mil dificultades, problemas y responsabilidades a partir de las cuales darse cuenta de que estaba equivocado, se convierte en una especia de venta del sueño americano en el que cualquier tarambana puede triunfar en la vida.

No, no es "Sólo en casa" (1990) en la que, al igual que aquí, un deseo "cumplido" será el detonante. Sin embargo, si en la de Chris Columbus hay una moraleja, una reflexión y una enseñanza, la de Penny Marshall prescinde de todo ello por completo para dar a luz una obra plana, que encima tiene poca gracia y cuyo romance, además de torpe (SPOILER), es que sobra por completo. ¿No quería a la niña rubita? Pues se olvida totalmente de ella. Sencillamente, "Big", aunque no es tampoco molesta, está mal enfocada, independientemente de que la infancia o adolescencia, nos despierte nostalgia, que así es. Dicho esto, me pregunto lo siguiente: ¿un hombre como un niño de 12 años resulta atractivo? Creo que para nada, si hasta me recordaba a los de "Dos tontos muy tontos" (1994). Sin embargo, si esto le hubiera pasado a una mocita ¿no resultaría terriblemente seductora? Pues, por supuesto, sí.