Pues si que es curioso que en un pueblo donde está prohibida la música y el baile, resulta que luego al final todos, pero absolutamente todos, mueven el esqueleto como lo hacía Michael Jackson en sus mejores tiempos. "Footlose" tiene un planteamiento, que aunque a algunos les parece poco creíble, fue real en muchos sitios en general y en concreto en la pequeña localidad de Elmore City, Oklahoma, donde hasta 1980 no se permitió este tipo de diversión. Me hace gracia cuando se tacha al reverendo Shaw Moore (John Lithgow) de ultraconservador por pensar que el rock es diabólico, cuando esa era precisamente la opinión de, por ejemplo... Nikita Krushev, el presidente de la Unión Soviética (1958-1964). Las fechas nos indican que la polémica sobre la música moderna es más de los cincuenta, donde los movimientos de cadera de Elvis Presley eran un escándalo, que entrados ya los ochenta.

Sea como fuere estamos ante un éxito de taquilla considerable, fue la séptima en los Estados Unidos en 1984, pero que al contrario de otras que no recaudaron tanto en ese año, como puede ser "Terminator" (puesto 21) o "Pesadilla en Elm Street" (el 40), no ha arraigado tanto en el imaginario colectivo como lo han hecho estas. Es como que al final, las que quedan, son las que merecen la pena. Dicho esto la película se mueve como un drama más que un musical pese al derroche físico de un Kevin Bacon que sorprende con su baile y sus habilidades gimnásticas, sí es que es él, que supongo que sí. Pese a todo el que destaca es Shaw, no sólo por el actor, el que mejor lo hace, o lo acertado de muchos de sus planteamientos, si no porque es el que tiene más hondura. En cambio Ariel (Lori Singer) repele desde el inicio. Al final "Footloose" es una obra juvenil pero insulsa, poco fresca y con menos gracia.