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Zimbabwe Zimbabwe · Barcenorca
néstor rating:
9
Drama. Musical Ian Curtis has aspirations beyond the trappings of small town life in 1970’s England. Wanting to emulate his musical heroes, such as David Bowie and Iggy Pop, he joins a band, and his musical ambition begins to thrive. Soon though, the everyday fears and emotions, that fuel his music, slowly begin to eat away at him. Married young, with a daughter, he is distracted from his family commitments by a new love and the growing expectations ... [+]
Language of the review:
  • es
May 29, 2009
9 of 9 users found this review helpful
Ya hace más de un mes que vi esta película, he visto varias más desde entonces, pero "Control" no se me va de la cabeza.

Absorbente, profunda, biográfica, me transmitió unas sensaciones que quise comparar con la audición de un disco de Joy Division y "Closer" fue el elegido. Publicado dos meses después del suicidio de Ian Curtis, el CD me evoca cada uno de los planos, cada una de las miradas, cada una de las conversaciones que me sedujeron en el visionado de la impresionante cinta.

Como si se tratara de una de sus fotografías en blanco y negro, Anton Corbijn capta la génesis del mito de Joy Division, los inicios de esos jóvenes de Manchester que decidieron cantarle a la depresión en un ambiente pre thatcheriano, oscuro, punk e influenciados por Velvet Underground, Sex Pistols, David Bowie y demás genios.

A veces contarlo todo de un personaje es un poco peñazo en una película, supongo que al director le podría hacer más ilusión dejar volar un poquito la imaginación cual realismo mágico, pero Corbijn lo borda reflejando la vida de Ian Curtis con un estilo sobrio, oscuro y profundo que tan bien ha captado de las canciones de Joy Division.
Desde su inicio de chico inadaptado en el instituto, recorremos el periplo vital de Curtis como poeta maldito influenciado por la onda de los sesenta y setenta que ya terminaban, la irrupción del amor que le llevó a casarse con apenas 19 años, los primeros pasos en la banda, la aparición en la BBC de la mano de Tony Wilson (¡qué ganas tengo de ver "24 hours party people"!), el desgaste de su enfermedad, la neurosis que le atormentaba, el dramático final.

Merece la pena destacar las grandes interpretaciones de Sam Riley (casi debutante, impresionante su parecido con Ian Curtis), así como de Samantha Morton ejerciendo de esposa y transmitiendo la angustia de una mujer que ve cómo su marido se pierde, se aleja irremediablemente y el sufrimiento que causa en esa espiral autodestructiva.
La fotografía, como no podía ser de otra manera, es absolutamente perfecta, un blanco y negro que se te engancha al alma como si la niebla y los cigarrillos de los clubes de Manchester hubieran entrado en la sala de cine.

Y sigue sonando "Closer" en el reproductor y siguen viniéndome a la cabeza imágenes de la película. Ese baile semi espasmódico de Curtis en el escenario, ese asma que le ahogaba, esa angustia vital que no le dejaba vivir, esa infinita tristeza que transmitió en sus canciones, ese desgarro que canta mientras batería lo acompaña con su letanía, las guitarras distorsionan y el bajo retumba en el pecho... Os recomiendo encarecidamente esta película.
néstor
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