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Sandro Fiorito rating:
8
7.6
49,361
Drama
In a single day in Los Angeles, a number of interconnected lives are changed forever. A lonely police officer (John C. Reilly) falls in love with a disturbed cocaine addict (Melora Walters). Her father (Philip Baker Hall), the host of the game show "What Do Kids Know?" has terminal cancer and tries to make amends for his past mistakes. A former champion of the show (William H. Macy) struggles to find love while the current champion ... [+]
Language of the review:
- es
June 13, 2010
10 of 14 users found this review helpful
Los pétalos de la magnolia se abren hasta convertirse en un abanico de historias que se completan desde una atmósfera inquietante y opresora mientras van ganando sentido dramático, dentro de una estructura original y extraña, propia del sello marcado por Paul Thomas Anderson (“Pozos de ambición”), el director y guionista de este río de relatos que el director imagina con la soltura del que se apuesta todo sin el temor de perder nada en una importante jugada de poker. El realizador se atreve a ofrecer historias llenas de sentido mientras las acompaña con lo macabro de unas ilusiones que sorprenden por lo oportuno de las mismas. Aquí, todo es posible, y las casualidades que se suceden entre las historias de Magnolia forman parte del sentido más cotidiano de la razón de ser de un relato lleno de magia pero también de tristeza. Lleno de ilusiones y de angustia. Elevando la esperanza hasta un nivel surrealista.
Se cruzan o relacionan de alguna forma las historias de un aplicado policía de convicciones religiosas; una cocainómana que rechaza a su padre (un conocido presentador de programas de televisión); un moribundo asistido por un afable enfermero y la atractiva mujer del agónico personaje; un presentador y profesor de absurdos seminarios para ligar con las mujeres de la forma más chulesca, despótica y machista posible; un ex-niño prodigio atormentado por una vida que pasó de lo brillante a lo oscuro; otro niño prodigio, este actual, frustrado por verse como una marioneta a manos de su padre... y así sucesivamente, hasta formarse el conglomerado argumental de esta misteriosa película a través de más de tres horas de duración que consiguen hacerse llevaderas gracias a lo hipnótico de sus historias, pero que en ocasiones, el conjunto, podía haberse visto beneficiado de un recorte de minutos sobre las escenas más intrascendentes o deducibles.
Se cruzan o relacionan de alguna forma las historias de un aplicado policía de convicciones religiosas; una cocainómana que rechaza a su padre (un conocido presentador de programas de televisión); un moribundo asistido por un afable enfermero y la atractiva mujer del agónico personaje; un presentador y profesor de absurdos seminarios para ligar con las mujeres de la forma más chulesca, despótica y machista posible; un ex-niño prodigio atormentado por una vida que pasó de lo brillante a lo oscuro; otro niño prodigio, este actual, frustrado por verse como una marioneta a manos de su padre... y así sucesivamente, hasta formarse el conglomerado argumental de esta misteriosa película a través de más de tres horas de duración que consiguen hacerse llevaderas gracias a lo hipnótico de sus historias, pero que en ocasiones, el conjunto, podía haberse visto beneficiado de un recorte de minutos sobre las escenas más intrascendentes o deducibles.
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Spoiler:
Magnolia es una historia de historias, un cuento sobre la muerte, la tristeza y la soledad, el abatimiento moral y la frustración. Un relato enfocado desde unos sombríos personajes instalados en las más diversas clases sociales y contando todos con algún tipo de problema o complejo que les supone un gran obstáculo para poder disfrutar de lo poco, o mucho, que les queda de vida. Los actores encargados de dar vida a tan variopintos personajes logran caracterizar estas vidas con calidad en términos generales, sobresaliendo por encima del resto los trabajos de John C. Reilly (“Boogie Nights”) y William H. Macy (“Fargo”), en los papeles de policía y ex-niño prodigio, respectivamente. Es destacable el trabajo de Tom Cruise (“Valkiria”), enmarcado dentro de un personaje -el profesor de seminarios de ligue- cuyo adjetivo más adecuado puede corresponderse al de flipado. A pesar de esto, el histrionismo con el que baña a su personaje, aunque obligado por la personalidad del mismo, se hace incómodo en ocasiones hasta parecer sobre-actuado. Julianne Moore (“Un hombre soltero”) carga de credibilidad a su personaje, la mujer del moribundo millonario, consumando así uno de los mejores papeles de esta cinta. Por otro lado, resultan muy gratas las apariciones de Philip Seymour Hoffman (“Antes que el diablo sepa que has muerto”) en su papel de enfermero, dejando clara la capacidad de este actor para desarrollar toda una serie de papeles (esta vez uno sentido y entrañable) que varía de manera sorprendente entre películas, convirtiéndose así en un intérprete sin etiquetas y válido para cualquier tipo de papel que se le presente.
La música de la película está compuesta por Jon Brion (“Embriagado de amor”) y acompañada por las canciones de Aimee Mann, cantautora estadounidense que vivió, con la incursión de sus temas en esta película, uno de los más gloriosos momentos de su carrera, estando nominada la banda sonora de Magnolia en diversas categorías. Además, una de sus canciones escenifica uno de los momentos más especiales y singulares de la cinta. La combinación del score de Brion con los temas de Aimee resulta esencial, pues la música cobra vital importancia dentro del conjunto al elevar de manera casi espiritual el sentido de muchas de las escenas en las que hace presencia. El sonido musical acompaña a las historias casi permanentemente a lo largo de la duración del metraje del film.
La música de la película está compuesta por Jon Brion (“Embriagado de amor”) y acompañada por las canciones de Aimee Mann, cantautora estadounidense que vivió, con la incursión de sus temas en esta película, uno de los más gloriosos momentos de su carrera, estando nominada la banda sonora de Magnolia en diversas categorías. Además, una de sus canciones escenifica uno de los momentos más especiales y singulares de la cinta. La combinación del score de Brion con los temas de Aimee resulta esencial, pues la música cobra vital importancia dentro del conjunto al elevar de manera casi espiritual el sentido de muchas de las escenas en las que hace presencia. El sonido musical acompaña a las historias casi permanentemente a lo largo de la duración del metraje del film.