Habían pasado algunos meses desde que Trier termino Melancolía cuando el polémico y a veces hablador de mas Trier dijo en una entrevista “Voy a dedicarme al cine porno”, entonces desde ese momento empezó a venderse el filme Ninfómana con altas dosis de demandas y morbo, porque hay que ser sinceros, el título, todo el rodaje y el resultado produce morbo, pues para los más interesados y morbosos debo decirles que no, Ninfómana está lejos de ser pornografía e incluso lejos del cine erótico, es un drama crudo, que viene a cerrar esa trilogía de la decepción compuesta por Anticristo y Melancolía, Lars es un zorro viejo y sabe cómo vender su arte, su estilo y su visión, aquí no hay más que una visión personal sobre la sexualidad humana, sobre la vida de una mujer en donde el sexo ha sido su actividad preferida para alejarse de cualquier sentimiento que pueda pedirle más que unos minutos de sudor, unos orgasmos compartidos, un rato de cama, por eso esto no se trata de amor, es sobre sexualidad y su dependencia, en base a eso Lars se guinda de dos metáforas increíbles para atar su relato, La Pesca y la Polifonía de Bach (tienen que verlo para creerlo), en si se puede decir que esta primer parte el relato de nuestra protagonista no hay una adicción al sexo en si (habrá que esperar el segundo capítulo), es más una exploración de la soledad, de las necesidades creadas por una infancia anclada a una tierna relación con su padre, y una fría y esquiva relación con su madre, por eso esto no es algo pornográfico, no es algo erótico, es la primera parte de un drama psicológico, como me gusta decir, somos lo que vivimos. Lars es un virtuoso, para este servidor un genio de nuestros tiempos, y como todo genio tiene desfachatez y manías, y una creatividad indomable, Ninfómana es de lo mejor del año, quedo en espera de ver el Vol 2, en esta primera parte estamos enganchados y solo dispuestos a ver qué tan mal termina todo esto. Por cierto excelente el manejo de actores y actrices, soberbio e hilarante el capítulo en donde aparece Uma Thurman, como dije que desfachatez tan congruente y divertida.