Adaptación de una novela de James Michener que ilustraba la amistad, truncada por la muerte, entre dos pilotos durante la guerra de Corea.

La espectacularidad de su resolución, con aparentes escenas bélicas que obtuvieron un Oscar a los mejores efectos especiales, no impide que su componente dramático resulte tremendamente habitual.

Sin embargo el final no suele ser el estándar, y aunque el patriotismo está por encima de todo, del aspecto profesional, y también del personal, algo en lo que se centra mucha la peli y que no es nada novedoso, la última argucia, una operación casi suicida, nos pone en un brete, y al menos a mí, me sorprende dado el cariz que estaba tomando la historia. Por ese final le doy hasta un 6.