Grandiosa, espectacular, no hay mejores adjetivos que puedan describir la gran obra de arte que ha dirigido Rodrigo Cortés. Ese titubeo entre el terror y lo fantasioso, entre un comportamiento maquiavélico y la pasión por el arte que se muestra a lo largo de toda la obra hacen de ella algo muy singular y, como no, fabuloso.

Fotografía más que correcta, banda sonora sensacional e interpretaciones excepcionales, con especial mención a una gran artista como Uma Thurman, que de nuevo demuestra su enorme polivalencia ( y si me lo permiten, una de sus mejores interpretaciones).

Una obra que no solo abraza a la cultura y las artes (gran detalle el del toque frances en la voz de algunos personajes), sino que permite ver a las matemáticas como otra gran área que se puede explorar, aunque como biien parece que nos intentan indicar, tanta dedicación puede no ser positiva.

De nuevo, aplaudir hasta con las orejas a un grandioso Rodrigo Cortés, que como el vino, mejora con los años.