Muchas son l@s cantantes que deciden hacer un hiato en su carrera musical para probar suerte en el mundo del cine, algunos con éxito -Justin Timberlake-, la mayoría no -Mariah Carey, Rihanna, Britney Spears-. En este último grupo hay que incluir a Cindy Lauper, posiblemente hoy no tan conocida, pero en los ochenta ocupaba los primeros puestos en los Billboards. Time After Time, True Colors, Girls Just Want to be Fun y The Goonies 'R' Good Enough -de la banda sonora de Los Goonies (1985)- son algunos de sus temas más conocidos.

En 1988 debuta en el mundo del cine en un papel protagonista, la única vez que su nombre encabeza unos créditos. Vibes (Vibraciones) es el título original, traducido en España como El Misterio de la Pirámide de Oro. Dirige Ken Kwapis, realizador de larga y mediocre trayectoria -¿Qué les Pasa a los Hombres? (2009) su película más exitosa-. Más interesante es el elenco que acompaña a la Lauper, Jeff Goldblum, Peter Falk (1927-2011), Julian Sands y Steve Buscemi.

Nick (Goldblum) y Sylvia (Lauper) se conocen en una reunión para gente con poderes paranormales. Un tercer personaje entra en escena, el timador Harry Buscafusco (Falk), que les convence de aprovechar sus dones para irse a Ecuador a buscar la pirámide del título. No faltan los malos (Sands), con el mismo objetivo pero con peores modos.

Sucedáneo del cine aventurero a lo Indiana Jones como vehículo de lucimiento para el par de estrellas principales -en especial la cantante-. Escribir sobre cada película se ha convertido en hábito, pero ciertamente hay películas que no merecen un análisis profundo, El Misterio de la Pirámide de Oro va a ser la primera que resuma con un solo calificativo, mala. Porque es así, mala, no hay que darle más vueltas, la dirección, un guión en el que no pasa nada, su estúpido sentido del humor, los escenarios incas de cartón piedra, ni siquiera los buenos actores que aparecen merecen que se diga algo bueno de ellos.