Colin Firth encarna a un letal espía de una misteriosa organización secreta que tiene la misión de adiestrar a un grupo de jóvenes talentos. Una vez convertidos en superagentes tendrán que enfrentarse a un megalómano empresario interpretado por ceceante Samuel L. Jackson que pretende la destrucción de la población mundial.

Nueva variante del cine de agentes secretos entretenida y brillante a veces, pero que echa por tierra sus posibilidades al no tomarse muy en serio así misma. Se trata de una propuesta relativamente original que homenajea y parodia el subgénero con excesivas dosis de ironía lo que lastra el conjunto final.

El reparto brilla con luz propia gracias a la elegancia y veteranía de Colin Firth, que encaja perfectamente como gentleman inglés y agente secreto de élite. Su pupilo el cuasi debutante Taron Egerton apunta maneras, mientras que Mark Strong, Michael Caine y Samuel L. Jackson interpretan a los secundarios de lujo.

En resumen, se trata de un híbrido entre Nikita, XXX y las películas de James Bond con influencias de Matrix y algo de gore.