Voy a empezar hablando de lo malo de esta serie para luego centrarme en lo bueno.

Lo malo, lo peor, el gran defecto irreparable de esta serie es... que la cancelaran. (Bueno, quizás también que sea un poco lenta al principio, sobre todo la primera temporada). Aún así, merece la pena verla (el final es abierto, pero la línea argumental de las dos primeras temporadas queda "cerrada").

Si tuviera que hacer alguna odiosa comparación, definiría Càrnivale como un cruce extraño entre Twin Peaks y Perdidos. La contínua atmósfera que se siente de estar en un sueño, en otro mundo, o medio loco, me recuerda a lo que notaba cuando veía Twin Peaks. Ese desfile de personajes estrambóticos, variopintos, peculiares, terroríficos, mentalmente desequilibrados, no está muy lejano del que nos ofrecía el pequeño pueblo presentado años atrás por David Lynch. Y la colección de relaciones entre personajes, la constante sensación de no saber qué pasa (y querer descubrirlo), el paisaje inhóspito nos traslada a la isla de Perdidos.

Comparaciones a parte, aquí hay mucho más. Hay una fantástica recreación de la depresión americana y del fervor religioso. Por fin tenemos personajes sucios, mezquinos y egoístas. No hay aquí un sólo héroe perfecto, un espejo en el que mirarse. Cada cual tiene sus propias miserias. Y no sólo son sucios cómo personas, sino que sus ropas se ensucian, no les brillan los dientes y escupen en el suelo (me gustaría ver a algún personaje de la ya mencionada Perdidos con alguna arruga en la camisa). La sensación de desesperación planea sobre la cabeza de todas y cada uno de los personajes. Durante la primera temporada es díficil saber quien es el "bueno" y quién el "malo", y eso es un punto a su favor, el no saber lo que te puede esperar. Esta circunstancia cambia en la segunda temporada, en la que ya desde el primer episodio se nos van dando explicaciones y la trama comienza a ser mucho más fluída, con un objetivo bien definido.

Lo mejor, que son los sueños y el padre Justin, no se puede comentar con palabras. Simplemente hay que verlo. Y oirlo.