Siendo como es una “Película para no dormir” debería dar miedo. O angustia. Pero, seamos francos, “Cuento de Navidad” no transmite ni lo uno ni lo otro. Aún así, la peli de Paco Plaza posee atributos -los suficientes al menos- como para lucir orgullosa ese meritorio ‘interesante’ con el que he decidido catalogarla.

Para empezar incidiré en algo que todo cinéfilo sabe de sobras: rodar con niños y animales es harto complicado. Y ésta es una peli protagonizada por una actriz y cinco chavalines de doce años. Cinco chavalines que cumplen. Que se cargan a sus espaldas un arriesgado proyecto que podría haber sido perfectamente un nuevo descalabro del cine de terror patrio.

Pero al margen de esas prometedoras interpretaciones (Ivana Baquero protagonizaría un par de años más tarde “El laberinto del fauno”), “Cuento de Navidad” se ha ganado holgadamente mi más sincero aprecio y respeto porque constituye un espléndido homenaje al cine de terror de serie B, C, D o Z y porque, sobre todo, constituye -a la par- un impagable guiño a todos esos ‘niños’ nacidos entre finales de los sesenta y principios de los setenta. A todos esos ‘niños’ que consideran como suya la década de los ochenta. Como yo.

Así pues, de la mano de una impecable puesta en escena ochentera y de una entrañable galería de referencias de la época (las míticas panther, los posters de “V”, el muñequito de “Érase una vez el cuerpo humano”, las cintas VHS, las cancioncillas de Baccara... ), pude tragarme con todo el gusto y las ganas del mundo una liviana peli (71 minutitos) en la que nadie creo que vaya a indignarse porque la mala acabe dando más pena que ‘yuyu’.