Comienza con una fotografía de escándalo y la música de Norgren. No puede comenzar mejor.

Cuenta la historia de una amistad, con sus recuerdos infantiles por las nubes, como dicta siempre el recuerdo. Y sigue con aventuras de dos amigos que se intentan comprender pese a las dificultades. Nunca termino de creerme el retrato que hace el arte de lo rural, ese romanticismo, pero en la película sirve para ver diferencias y sortear los obstáculos.

Es larga, aunque sólo hay un tramo en que eso se aprecia. Se disfruta en los ascensos y en las caídas, en las nieves y en el sol ardiente. Porque una montaña tiene dos caras, siempre se dice, aunque la fácil o la difícil dependa de que se quiere hacer con ella. Si hay que escalar, tomaremos una cara. Si hay que cultivar, buscaremos la opuesta. Ascender al pico o ascender interiormente: ascensos que no necesariamente van disociados, pero que pueden cruzarse en algún punto.

Bella, profunda, capaz de abrir habilidades sensoriales y algo cruel en cuanto a la descripción de lo que la naturaleza significa. Una maravilla.