Sorprendente y refrescante encuentro con la obra de Spike Lee, un cineasta tan adherido a su cultura y sus códigos, como desigual y errático. En el verano de Sam, Spike Lee ofrece un vistoso fresco del Nueva York de 1977, cuando un asesino en serie aterrorizó a toda la ciudad en ese caluroso verano. Lee aprovecha ese suceso real para ofrecernos un fresco de las gentes de Brooklyn, de esa época de cambios Para ello usa una narrativa estructurada en numerosas historias, en un reparto coral que ilustra muy bien la sociedad cambiante que era el Brooklyn ítaloamericano de los ´70: los primeros punkis (A. Brody) o los ítaloamericanos más tradicionales (J. Leguizamo, Mira Sobrino).
La historia se ve acompañada de un acaloramiento sexual que supone un aditivo para la contemplación del filme, dejando en un aspecto deliberadamente secundario al asesino en serie.