Me puse a ver esta película después de descubrir algunos fotogramas en los que aparece el asesino enmascarado de esta película.
Al verlo no pude evitar sentir muchas ganas de verla, además de que ya me olía un posible terror psicológico combinado con el slasher, lo cual está muy bien. En definitiva, espera un slasher no rutinario, con más profundidad, y más o menos ha sido así.

A los amantes del terror italiano les recordará mucho al giallo por los primeros planos de los guantes negros del asesino, el estilo y los movimientos de la cámara, sin olvidar el color tomate frito de la sangre.

Lo que me ha llevado a que me guste más bien poco esta película, sin llegar a despreciarla, es su extrema lentitud, lo repetitiva que es, los asesinatos demasiado light y mucho diálogo innecesario que solo consigue que la película se haga demasiado larga y que pierdas la intriga y la tensión que se supone que debes sentir.

Me quedo con su originalidad (brutal el montaje alterno del asesino en el hielo y la víctima mirando la muñeca) y un poco con el decente final que se le ha dado, aunque se le viera venir.
La persecución final también la convierten en un slasher diferente y alejado del estilo de otros de la década de los ochenta.

Aún así hay momentos en los que los personajes sobreactúan, es demasiado lenta y el asesino apenas hace notarse hasta los últimos diez minutos y encima tiene la odiosa manía de tropezar por cualquier tontería y quedarse tirado en el suelo, cosa que encontré un tanto irritante.
También cabe destacar la banda sonora, bastante buena.

4,0/10