Este famoso huérfano protagoniza una de las historias más populares de Charles Dickens. Es el típico personaje de la literatura clásica conocido por casi todo el mundo, aunque no nos hayamos leído el relato.
También Roman Polanski es todo un clásico del mundo del cine. Su labor ya se dilata por varias decadas y en su haber tiene títulos realmente famosos y buenos.
Esta adaptación tiene sus aciertos y sus fallos.
Creo que la ambientación del Londres victoriano, con la miseria de sus calles, está bastante bien conseguida.
El niño protagonista también es un acierto, pues actúa aceptablemente bien para ser uno de sus primeros papeles.
Ben Kingsley cumple con creces, volviendo a demostrar que su carrera no está tan perdida como podría parecer por su participación en varios títulos realmente malos (sobre todo la infame "Bloodrayne" de Uwe Boll).
Pero a Polanski se le va la mano con la duración. Ignoro si se debe a la búsqueda de la fidelidad a Dickens, pero creo que es demasiado larga para lo que cuenta.
Es en su tramo central, principalmente, donde la historia llega a perder tanto fuelle que llega a cansar por momentos. Eso hace que el resultado final pierda muchos enteros y se quede lejos de la gran película que quizás podría haber sido.
Esta opinión, como digo, la expongo sin haber leído el libro. Tal vez el ritmo desigual se deba al material original. También hay que tener en cuenta que esta impresión viene de haberla visto varias veces. La primera vez me pareció mejor que los visionados posteriores.