Este actor ya había hecho algunas cosas antes, pero esta película supone el despegue total de su carrera. Pocos años después se saldría de la comedia, cosechando los éxitos que todos conocemos.
Está claro que la explicación que nos dan para esa mágica transformación del niño es una auténtica birria, por no decir estupidez. Pero claro, la película no va de eso y no pierden el tiempo gastando neuronas en una causa más creíble. Lo importante es la fábula que nos quieren contar. Es una historia que habla de todo lo que perdemos al crecer, casi sin darnos cuenta.
Es un film de los que les gusta a la mayoría del público. Aunque está lejos de ser un peliculón, eso también.
Aparte del entretenido y poético argumento, tenemos la descomunal actuación de Hanks, al que ya se le notan aquí sus capacidades interpretativas.
Otro mérito que tiene la película es que es de esas que aunque solo la veas una vez, la recuerdas durante muchos años porque tiene ese "no sé qué" especial del cine de los 80 que hace que se le tenga nostalgia y cariño.
Curiosamente, una de las escenas que más se recuerda no tiene tanto que ver con el hecho de que el protagonista sea un niño grande. Me refiero a ese toque de piano con los pies, junto con el gran secundario Robert Loggia. Creo que se queda en el recuerdo por lo pegadiza que es esa melodía, de las que se incrustan en el cerebro como el anuncio de "Triple dental" ("Del revés").
También creó una cierta escuela, pues en esos años surgieron muchas películas parecidas de intercambio de cuerpos entre niños y adultos o cosas parecidas.
De todas maneras, revisionada muchos años después, me doy cuenta de que no era para tanto. Y es que el guion muestra un gran desgaste a partir de la mitad. Es como si a los guionistas ya no se les ocurrieran más situaciones divertidas en las que poner a este niño grande. Y claro, pasa lo que pasa en el género de la comedia. Cuando hay que rellenar tiempo y se les acaban los chistes y las gracias, siempre hacen igual: se ponen un poco más serios o se ponen un poco románticos. En este caso, son ambas cosas, y el film pierde muchísimo fuelle hasta el punto de que su tramo final se puede llegar a hacer pesado esperando que por fin termine, y eso que no es muy larga.
De todas formas le pongo el 6 por la actuación de Tom Hanks.
Curiosidades:
- No solo han gastado pocas neuronas en lo de "Zoltan", sino también a la hora de diseñar el cartel de la película. ¡Qué poca imaginación!
- ¡Qué fácil era encontrar trabajo en el cine de los 80! Una entrevista de pacotilla y para adentro.
- ¡Qué difícil era buscar información sin internet! Seis semanas para tener el papel. Con google habría sido más sencillo.
- Me doy cuenta de que los fallos de doblaje al castellano no son algo reciente. ¡Qué cantidad de laísmos en la canción de los niños!