Parece que estamos viviendo un pequeño "revival" del cine bíblico, con películas de no demasiado presupuesto que adaptan las vidas de algunos personajes "secundarios" (por decirlo de alguna manera) del libro de libros.
Este nuevo Sansón, que es una especie de superhéroe del antiguo testamento, me da continuamente la sensación de que un mayor presupuesto bien repartido podría haber dado lugar a una película digna, pero me temo que no llega.
La historia es tan sencilla como muchas de las parábolas del famoso mamotreto. Los filisteos son más malos que un dolor de muelas, y ahí está este elegido de Dios para plantarles cara. Aquí todo está narrado con un tono muy simple y un aire un tanto moderno, con toques de aventura y romance para hacerlo más digerible al público actual.
Su principal problema es que es un "quiero y no puedo". Se nota que quieren hacer algo bueno, pero no son capaces de conseguirlo y todo se queda a medias, sobre todo en el diseño de producción general, que es más propio de un telefilm o serie barata que de una película de cine. Como ejemplo claro tenemos la piedra que levanta en la primera lucha, que es más falsa que la barba de Robin Williams en "Jumanji", o ya puestos, que las propias barbas de Sansón en la segunda parte de este film.
El protagonista está regular, siendo generoso. Parece un pariente agraciado de Ron Perlman, pero no tiene el talento de Natalie Portman, precisamente. No se gana el sueldo, pero los demás actores están aún peor, sobreactuando todo el rato.
Lo único que de verdad está bien son los paisajes, con el único mérito de estar ahí para ser filmados.
Básicamente, a esta película le falta un hervor y su puesta en escena es demasiado cutre.