Desde los primeros fotogramas, me he encontrado con lo que me temía. Esta película es un cruce de los dos monstruos, pero el protagonista y el estilo del film son los mismos que los de la patética “La isla calavera”, y no los de las dos últimas de Godzilla.
Tenemos que aguantar una vez más el humor estúpido por parte de Kong y de ciertos “frikies” sin gracia. Tengo que reconocer que no hay tanto de esto como en otras películas que aborrezco y que no viene a cuento mencionar. De hecho, las peleas son lo bastante épicas para que eso no me llegara a importar. Desgraciadamente, el guion es tan espantosamente malo y cogido con pinzas, que no logro desconectar suficientes neuronas como para que la película consiga gustarme.
A pesar de contar con un elenco relativamente decente, que incluye a Kyle Chandler y Millie Bobby Brown, manteniendo sus personajes de “Godzilla: Rey de los monstruos”, y del derroche de efectos, la historia está tan hueca como aquí dicen que está el centro de la Tierra.
Tenemos tantas cosas absurdas que no se podrían ni mencionar todas. Desde un villano de comportamiento incomprensible, a una inteligencia de los monstruos que no hay quien se la crea. Con la humanización del simio se han pasado tres pueblos. Al de Peter Jackson sí me lo creía, pero no a este, al que por cierto le ponen algunas músicas ridículas en sus secuencias. Tenemos también a Kong en gravedad cero, o blandiendo lo que parece el arma de Kratos en el videojuego “God of war (2018)”. Mientras tanto, los humanos van de un punto a otro de la Tierra (y más allá) como Pedro por su casa y de un momento a otro, sin comer ni tener que ir al servicio.
Yo sé que en el fondo no nos podemos esperar otra cosa de un producto como este, pero por lo menos las dos anteriores de Godzilla tenían un tono serio y una trama de ciencia ficción mucho más digerible que esta. Aquí se inventan tantas paridas, que es imposible entrar al trapo de la suspensión de incredulidad. Pongo más cosas en “spoiler”.
Insisto, las peleas sí que están chulas, pero para mi gusto duran poco y no compensan tanta tontería. Al final me impresiona más Eiza González (la "alter ego" de Salma Hayek en la serie de "Abierto hasta el amanecer"), que los propios monstruos.