Debo iniciar diciendo que para mí fue un deleite ver esta película. Tenía mis reservas ya que emular lo logrado por Ridley hace 35 años es una apuesta de gran riesgo. La parsimonia en el ritmo de la película te mantiene hipnotizado y deja en la misma línea que la original, amén de los detalles de la primera y los homenajes que se rinden en cada detalle de la expresión cinematográfica. Ryan Gosling aporta ese registro de su expresión que va muy acorde al ritmo, el sonido es increíble y la fotografía alucinante. Debo felicitar al director Villeneuve, calzar los zapatos de Ridley para hacer esta secuela y salir vivo en el intento es de valientes y le da crédito a ser un gran director a pesar de su juventud.
Mención especial a Ana de Armas, la ternura de su expresión enamora y el acostumbrado temple de Robin Wright pone un toque a los límites del sistema, no se pierdan ese diálogo con Ryan.
Para no tener un diez, y si quiero buscarle algo que falte a tan buena película, solo por criticar, debo mencionar que eche en falta la fuerza de un personaje como Roy Batty, magistralmente interpretado por Rutger Hauer en la gran obra de Scott. Jaret se me hace algo flojo para competir con este personaje. En fin, un reparto de lujo, mucho tino en los elementos y tenemos otra gran película, digna sucesora de su primera parte. No se la pierdan.