Muy en su línea de exitosas películas animadas protagonizadas por todo tipo de bichos parlantes, Carlos Saldanha se nos embarca en esta ocasión en una producción de rápido consumo y olvido inmediato en el que la auténtica estrella no es el loro azul que la protagoniza, sino la ciudad de Río de Janeiro de la que (todo sea por las Olimpiadas) se nos muestra una idílica visión más propia de un folleto turístico que de una película infantil de aventuras. Río de Janeiro es recreada con exquisitez, pero sin alma, pues los humanos que la habitan en esta película no son más que parte del decorado, como lo eran los pocos seres humanos que salían en "ICE AGE 1", apenas poco más que caricaturas acartonadas de personas, lejos, muy lejos, de la maravillosa recreación de los seres humanos hecha por Disney en su magnífica "ENREDADOS", también muy superior en la recreación de paisajes y de entornos.

Ni que decir tiene que los animales protagonistas de "RÍO" son simpáticos y entretienen mucho a los niños, no podía ser de otro modo en el director de la saga "ICE AGE", pero sus aventuras son absolutamente previsibles del principio al final y sólo sirven de excusa para un paseo por la ciudad carioca, carnaval incluido. Si a ello añadimos el uso y abuso de la música más tipicamente brasileña -que no tiene por qué gustarle a todo el mundo- el espectador adulto puede sorprenderse a sí mismo dando profundos bostezos de aburrimiento y deseando que el dichoso loro aprenda a volar de una puñetera vez y se vaya con su novia de paseo a Copacabana.