Quien creciera leyendo a Tintín, reconocerá muchos elementos que coinciden entre los cómics de la época que hiciese Hergé y la puesta en escena de la película de Hitchcock (el arranque en un país exótico norteafricano, el plano corto de la nota que al protagonista le entrega el misterioso espía a punto de morir, el encuadre de los actores cuando van a descender por la escalera de un DC-4, los colores de los coches...).

Es evidente que fue Hergé quien se dejó influenciar, en este caso, por el cine, pero no deja de ser curioso el que, pasado el tiempo, Spielberg confiese encontrarse entre sus seguidores.