Un espanto. Un filme sostenido, básicamente, en la parodia. Imposible tener un mínimo de identificación con las situaciones porque son demasiado teatrales. La única actriz que realmente hace la diferencia y que su sola presencia colma la pantalla, es Julia Roberts. Está espléndida como esa alma en pena que intenta conciliar las cosas que salieron mal. Se carga la película al hombro. Como contrapunto tenemos a la actriz mas sobre valorada de todos los tiempos: Meryl Streep. Me resultó agobiante tener que soportar sus largos y sobre actuados monólogos. La voz impostada, la peluca, los gestos ampulosos hasta lo risible. Incomprensible su nominación al oscar. En varias escenas de la Streep tuve que taparme los oídos porque no la toleraba. Gracias Julia por salvar dignamente este tonto filme. El resto de los actores, sin pena ni gloria.