"Bonita" película francesa, que gracias a Dios no es la típica/ y ya tópica comedia francesa que vemos últimamente demasiado en nuestras salas comerciales (y lo digo yo, que me gusta desde siempre el cine francés).
Aquí hay elegancia en la exposición de unos hechos que no son originales pero están mostrados con humor, ternura y mucha humanidad.
Se sigue bien, entre otras cosas por no ser demasiado larga, aunque bien se podrían haber recortado, no sé, de cinco a ocho minutos. Pero así está bien gracias al buen guión de Michel Leclerc, Raphaële Moussafir y Carine Tardieu, que ennoblece a sus atribulados personajes, todo/as en busca de la felicidad.
Quizás la parte final sí resulte un poquillo rebuscado en el sentido de que todo encaje para la dicha de todos los personajes, pero hay al mismo tiempo algo de amargura en algunos de ellos al no poder resolverse todos los enigmas. Pero así es la vida, nadie dijo que fuera redonda ni sencilla.
Maravillosos exteriores con el mar como acompañante, preciosa fotografía y unas lúcidas interpretaciones, con un François Damiens que con sólo verle la cara que pone cuando descubre algo que no sabía, merece la pena pagar la entrada.
Gusta, eso es innegable por ser agradable en todo momento y deja un buen sabor de boca.

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