Lo más llamativo de este atractivo film es la mixtura de elementos reconocibles en la tradición del cine mejicano. Con una clara estructura deudora del cine americano, luego expandido por otros países, a partir de un estilo denominado “Realismo sucio”, con varias historias entrelazadas, entre otras películas, encontramos títulos como: “Vidas cruzadas”, “Magnolia”, o más tarde “Traffic” y “Crash”. Sin duda, esas influencias gravitan sobre el brillante ejercicio de estilo del cineasta mejicano que continuaría con sus dos siguientes films en Hollywood: “21 Gramos” y “Babel”, volviendo a triunfar con el mismo guionista y con diferentes relaciones cruzadas.

Se trata pues de tres historias en principio muy distintas que tienen su punto de encuentro en un terrible accidente de tráfico, que permite la coincidencia en tiempo y lugar de los personajes centrales del relato: uno de ellos es el joven Octavio que se gana la vida participando en apuestas ilegales con su perro Cofi en salvajes peleas caninas; el segundo personaje es Valeria, guapa modelo protagonista de una campaña publicitaria con un futuro prometedor, que acaba de unirse a Daniel, un alto ejecutivo mayor que ella; finalmente el tercer personaje es “El chivo”, un extraño vagabundo que pasaba por el lugar del suceso, que recoge perros abandonados, cuando no hace de sicario.

Todo lo expuesto, no es más que el punto de partida de un argumento, difícil de resumir, que aunque entrelazado nunca te sientes desorientado, porque la narración es precisa y certera sin lugar para el aburrimiento, reflejando cómo, en un segundo, la vida puede tomar un rumbo imprevisto. Todo ello plagado de ideas visuales, gracias a la capacidad de observación de números personajes interesantes que nos conducen de forma fluida por sus casi 150 minutos. La construcción metafórica de una galería de personajes, explorando el universo sentimental de cada uno de ellos, cercanos a la cultura e idiosincrasia del país.

Tres historias paralelas que afectan a estratos diferentes de la sociedad mejicana y que tienen como nexo un hecho imprevisto y la presencia de algunos perros, que se entrelazan no sólo con habilidad narrativa en el guión de Guillermo Arriaga, sino que abre huecos oscuros sobre los antecedentes de los personajes para constituirse en un fresco del violento y corrupto Méjico actual, donde los sueños revolucionarios se han desvanecido, buena parte de la población se sitúa en los alrededores del lumpen y la delincuencia para sobrevivir, y los modelos procedentes de las sociedades más desarrolladas implican la más descarnada alineación. Tras este gran trabajo en su debut, aclamado en todo el mundo, González Iñárritu pasaba a ser un interesante cineasta a seguir.