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Antonio Morales rating:
2
Drama Callous hustler Charlie Babbitt (Tom Cruise) is busy working on his next deal when he receives word that his estranged father has died. After traveling back to Ohio from Los Angeles for the funeral, Charlie is miffed to find that although he will receive a vintage Buick from his father’s estate, he isn’t getting a cent of the three-million-dollar fortune. Instead, Charlie finds that the money has been left to the caretakers of his ... [+]
Language of the review:
  • es
February 17, 2015
8 of 18 users found this review helpful
Como siempre que censuro de forma inmisericorde un film, y suele ser en contadas ocasiones, quiero pedir disculpas por si alguien se puede sentir molesto por mis comentarios, si tiene la amabilidad de leerlo, por supuesto. Pues siempre prefiero ser positivo comentando lo bueno que desperdiciando mi tiempo en films prescindibles, pero en esta ocasión no me he podido resistir al ser el ¿Oscar al mejor film de 1988?

Es la tercera vez que intento ver esta película, pero una vez más, me ha sido imposible terminarla por la irritación que me produce algo tan burdo, y no es que mi estado de ánimo quizás fuera el culpable de no conectar con el film, pues siempre estuve predispuesto a apreciar los valores que lamentablemente no he encontrado, muy al contrario de la opinión de los académicos de Hollywood, que la votaron como la mejor del año, y también al director… ¡Barry Levinson!, por muy mediocre que me parezca. Pero el engendro de “road movie” es tan académicamente sosa, tan pedante, tan pretenciosa y previsible, tan falaz y vacua que me parece una aberración y un despropósito, sobre todo compitiendo con films tan interesantes aquel año, como “Arde Mississippi” y “Las amistades peligrosas”.

Un film itinerante, de dos hermanos que se desconocen pero unidos irremediablemente, al menos para uno, por una herencia, desarrollando una relación mutua que cambiará a ambos, todo ello aderezado con un humor primario y troglodita, facilón y vulgar al servicio de sus dos estrellas, un amanerado Tom Cruise (como casi siempre pésimo), y un Dustin Hoffman adocenado y patético que con su actuación deplorable sedujo a sus compañeros para otorgarle un Oscar inmerecido. La historia de los actores premiados está repleta de borrachos, discapacitados y personajes estrafalarios. Muy lejos quedan sus magistrales trabajos en “Cowboy de medianoche”, “Kramer contra Kramer” o “Perros de paja”.

El episodio de Las Vegas, ese oasis de neón que tantas veces ha servido para expresar el espejismo del sueño americano, es de vergüenza ajena. Igualmente ocurre con el descubrimiento del sexo por parte del antipático autista, es una concatenación de estupideces demenciales y lamentables continuas. Es imposible extraer una conclusión positiva de este bodrio insoportable plagado de una verborrea cargante por parte de Hoffman, su gestualidad, su mirada perdida es similar al resultado del film, un ejercicio absurdo e inane.
Antonio Morales
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