Una cosa que sí que tengo que aplaudir es que, en realidad, ningún personaje sobra en esta historia. Billy el Niño, Calamity Jane y Jesse James entran cuando tienen que entrar y encuentran perfectamente su lugar. Los villanos, listos para sorprender al público (uno no, uno yo me lo vi venir, pero el otro me cogió por sorpresa). En todo caso, se echan en falta a los Dalton, a quienes se menciona pero no enseña; pero por otra parte, hay que reconocer que costaba trabajo imaginar una película entera de Lucky Luke sin los Dalton, y Huth ha sido capaz de dárnosla.

Jolly Jumper... Bueno, Jolly tenía que ser Jolly, ¿verdad? tenía que ser un jodido caballo parlante. Si vamos a hacer el truco de los cinco dólares, podemos hacer un caballo parlante, ambos tienen el mismo sentido. Y tengo que reconocer que lo han hecho bien. No se pasa toda la película hablando, no habla con todo el mundo, escoge muy bien sus momentos y se las arregla para dejar de ser un vehículo y ser un personaje más. Aquí, del mismo modo que con los Dalton, diré que se echa de menos a Rantamplán; pero por otra parte... me acuerdo de Rantamplán y agradezco que no salga.

Es una película con un humor absurdo y totalmente descabellado; pero no se basa en ese humor para contar la historia. Ni siquiera tenemos chistes ilógicos en todas las escenas. Sólo está ahí para recordarnos que esa película de asesinatos y conspiraciones y traiciones es una película de Lucky Luke.

Lo dicho, me quedo sin saber qué opinar en realidad de esta película. Ha sido una experiencia interesante; no sé si la repetiré.