La frase del título la dice uno de los actores en una escena; al intentar darle vueltas para desentrañar la clave, no la he encontrado. Mi conclusión ha sido que es una perogrullada, igual a la que escuché en una ocasión a mi vecina de rellano: "Siempre es de día hasta que se hace de noche"... Pues eso.

La película no acierta con el tono para interesar al espectador. Me ha sorprendido la nota global en esta página, bastante elevada, para lo que ofrece.

Redención apostólica, para un grupo de chicos que entienden su sexualidad de distinta manera, conduciéndose por los caminos de la homosexualidad, que según el protocolo de sus "educadores" es una cosa mala y muy fea, aunque, ciertamente, no empleen esas palabras.

Tampoco es muy entretenida; escasamente ahonda en las personalidades de los alumnos-pacientes a los que tratan de sanar. Se queda a medio camino, o en un camino que no transita. Si no tienes mucho que hacer, tampoco la veas.