El cine francés volvió a lucirse, y lo hizo a través de un escritor, Philippe Claudel, cuyo debut en el celuloide fue éste. Habiendo estado en contacto con el ambiente carcelario en su labor de profesor, y vivamente interesado por una diversidad de temas de gran actualidad y que plantean algunos de los grandes dilemas universales, tejió un drama sobre la reinserción de una ex–presidiaria. El incierto momento del regreso al mundo tras quince años de reclusión, y la acogida que le dispensa la única familia que le queda, centran una trama sobre los titubeos de dos hermanas que aprenden a renovar su amor interrumpido, y sobre la desorientación y el retraimiento de una mujer que vuelve literalmente a una vida que ya no le interesaba por demasiado dolorosa. Alojada en la casa de su hermana Léa, Juliette se acostumbra despacio a una libertad que no la seducía, y el roce diario con Léa, con sus sobrinas (niñas adoptivas), con su cuñado, con el abuelo paterno de las niñas, y con los amigos del matrimonio, la va haciendo renacer. Buscando su lugar, acudiendo a las citas quincenales con el agente de la condicional, accediendo a un empleo y estrechando relaciones con las personas de su entorno, Juliette pasa por un difícil proceso. La prueba de fuego está ahí. Sus quince años de cárcel pesan como una sombra e imponen un bloque de hielo. Casi nadie que descubra sus antecedentes la mirará igual. Desconfianza, incomodidad, condescendencia. Llevar “cárcel” escrito en la frente no es una recomendable tarjeta de visita. Así que Juliette, que odia remover el pasado ante los demás, permanece en una cerrada reserva.
Claudel pone en la brecha cuestiones como la adopción, la alegría y el sufrimiento de ser madre y padre, la asunción de decisiones terribles, la ruptura y la reconciliación familiar, la vejez ingrata, la enfermedad y la muerte, la amistad y cómo hacer para seguir después de haber tocado el más bajo de los fondos posibles.
La sencillez y el magnetismo natural de una madura pero espléndida Scott Thomas acapara, junto a otro gran fichaje como es Elsa Zylberstein, esta película pequeña y grande que duele como duele la misma vida.