Estamos ante una cinta de culto que marcó la década de los ochenta por su comienzo angustiante y opresivo, por sus atractivos efectos especiales y por la atmósfera con alto contenido cómico-simpático en que se desenvuelven sus personajes.
Oscarizada por su maquillaje, esta película posee una de las más impactantes transformaciones de hombre-lobo de la historia del cine. Aunque hay que estar advertidos que no es filme de terror puro, sino que en él se combinan la comedia negra y las variantes típicas sobre el mito de los licántropos.
La película comienza en forma brillante, pareciera una obra maestra del terror, con situaciones y escenarios sombríos, pero poco a poco la película va mutando hacia una especie de comedia liviana. El problema es que a mi criterio no termina de definirse en ningún momento. Por ello creo que pierde contundencia, ya que no termina de asustar ni cumple a la perfección con provocar risa.
Pero este mix tampoco disgusta, y aunque quizás hoy día resulten bastante toscas sus alternativas y su makeup luzca bizarro, la película entretiene sin grandes pretensiones además de contar con una gozada de tema de la mano de los Creedence Clearwater Revival y su "Bad moon rising".