Desde el punto de vista objetivo, este filme es para observarlo con reservas.
Somos engañados lisa y llanamente desde el punto de vista del género en sí, ya que en el mismo hay combinaciones de acción y fantasía distribuidas en forma equitativa. Pero puede llegar a pasar que para algunos espectadores, el filme entre en variantes poco coherentes con la primera mitad del desarrollo de la trama. En el filme podemos ver un punto de inflexión donde todo el concepto que se venía construyendo se desmorona y empezamos a asistir a una fiesta donde la invitada de honor es la fantasía. Los criterios con los que Rodriguez los pone en escena son correctos, a pesar del contraste chocante entre la primera parte y el desarrollo del filme promediando el mismo. Podemos estar de acuerdo que el factor sorpresa en la narración puede jugar a favor, pero en este caso y siguiendo los patrones subjetivos de mis gustos, puedo decir que el cambio conceptual es muy drástico, y no quisiera entrar tanto en detalles para no incurrir en spoilers.

Los ambientes dentro del filme son correctos, donde en una primera parte se nos va desarrollando una historia que nos sumerge en un policial neto. Con buenos climas de tensión, de morbosidad, de frivolidad que tienen su origen en el accionar de los protagonistas principales.
Pero luego, las atmósferas cambian rotundamente, se da lugar a la recreación estética donde los escenarios son de mero corte fantástico y en donde hay gran variedad de efectos visuales y sonoros que transforman el filme en una aventura con muchas licencias propias del género fantástico, pero que tienen como nexo conductor a la acción.

En definitivas, película de doble filo. Peligrosa porque no es lo que aparenta, está lejos del concepto de fondo que aborda al principio y hay que estar muy atentos para su visionado. Pienso que no es para cualquier paladar cinéfilo, sólo para aquellos más abiertos a distintas variantes y posibilidades de cambiar dentro de un filme conflictos principales por otros sumamente distintos.