El terreno de la literatura nació abonado para el subjetivismo. Una misma obra puede suscitar emociones contrapuestas a los distintos ojos lectores que la aborden. No obstante, pareciera que determinados géneros (la novela de época, relatos cortos...) sí permiten un cierto consenso, cuanto menos en sus clásicos. Puede haber discrepancias, pero, más o menos, hay unas coordenadas comunes.

Nada de eso ocurre en la poesía. Aunque disponga de armas ceñidas a tantas reglas como el soneto, dos simples versos sin rima pueden provocar poderosas emociones en una persona, mientras que para otra es una indiferencia absoluta. Sospecho que "Paterson" es un film tan personal y rodado de una manera tan delicada que a muchos cautivará.

No es mi caso. Observo con agrado el avance de la historia. No importa su poco épica tendencia a lo cotidiano. Se han hecho maravillas en el séptimo arte con historias, aparentemente, del día a día. Pero, conforme avanza la semana, no llegó a conectar con estos personajes que a tantos han embelesado.

No creo que sea culpa ni de Adam Driver ni del resto del reparto, se ciñen muy bien a lo que el director quiere transmitir, si bien, me siento forastero en Paterson. Esas historias paralelas y conversaciones en el autobús pasan como una lluvia ligera, no molestan y tampoco ayudan.

La observo con interés, aunque hubiera preferido verla con pasión.

De cualquier modo, no cuestionaré a la lista de usuarios que han visto una gran belleza en ellas. Los versos siguen siendo libres.