Tras el fracaso de la tercera entrega de los X-Men, la franquicia se tomó un respiro con una serie de secuelas alrededor de la popular figura de Lobezno (más efectivas en taquilla que por calidad artística) y una interesante precuela "Primera generación". En base a esa última, Bryan Singer vuelve a la carga para reverdecer viejos laureles con "Días del futuro pasado", claro guiño a uno de los cómics más brillantes de los escritos en la etapa de Chris Claremont y John Byrne.

A pesar de sus licencias y trampas basadas en los viajes temporales, la cinta logra desde primera hora hacer un lavado de cara a todas las cosas que se habían hecho mal en anteriores entregas. Se aprovecha la oportunidad para dar sensación de continuidad sin darle al botón reset, aunque con la capacidad de los guionistas de "borrar" aquello que no cuadraba.

Entre bambalinas, el triunvirato Fassbender (Magneto), Lawrence (Mística) y McAvoy (Xavier) brilla con luz propia. Se trata de un arco emotivo y que pone en la gran pantalla el eterno debate de la camada mutante en el universo Marvel, ¿por qué proteger a un mundo que te odia? Peter Dinklage se une al casting para hacer del creador de los temibles Centinelas, muy bien re-diseñados por los efectos especiales para dar una sensación de verdadera intimidación actualizada.

Todo encaja y recuperamos rostros tan familiares y queridos como los de Patrick Stewart, Ian McKellen, Ellen Page, Hugh Jackman, Halle Berry, etc. La sensación de atmósfera compartida hará que las legiones de fans de toda la vida se topen con la mejor adaptación filmográfica hasta la fecha, superándose incluso los dos anteriores trabajos de Singer.

Hecha para gustar, la pirueta está repleta e guiños pop, además de un contexto de la Guerra Fría que le va muy bien a dar épica en esta lucha de la supervivencia.

Ni falta ni sobra nada. Podría haber sido el broche de oro perfecto de esta saga de películas sin ningún problema.