"Bombas para la paz" es una película que puede entrar por los ojos a los espectadores que gusten de las comedias corales, ingenuas y divertidas que se hicieron en España para aquella época. Su protagonista es nada menos que Fernán Gómez, uno de los nombres claves en la filmografía nacional.

Sin embargo, nada de eso encaja ni permite que esta disparatada trama consiga lograr la complicidad para el público, pasando las situaciones y gags de una manera un tanto anodina, desperdiciándose la posibilidad de aprovechar a los carismáticos secundarios que circulan por ella.

Solamente hay una notable excepción en la nunca lo suficientemente ponderada figura de José Isbert, quien tiene apenas un pequeño tramo como conserje de un organismo internacional que es sublime, volviendo a confirmarse lo que decía Berlanga de que era un intérprete único. Su capacidad para tener gracia natural es lo mejor de "Bombas para la paz".

Es demasiado anodina para resultar divertida. Los mecanismos no explotan en el momento adecuado.