"Atracto perfecto" es un ejemplo de un tipo muy concreto de película. Una revisión en la forma narrativa, un ejemplo de cómo un joven artista empieza a destacar con brillantez y, desgraciadamente, quizás una de esas obras tan aclamadas por la crítica (siempre atenta a su innegable valor histórico y el peso que tuvo en su tiempo) pero que, a algunos espectadores pueda resultar decepcionante en cuanto a expectativas.

Vaya por delante, que es innegable que Kubrick hizo un trabajo muy brillante sobre el concepto que ya tenía encima de la mesa. También, que sin este golpe supuestamente impecable sobre la recaudación de una carrera de caballos, Tarantino jamás hubiera hecho "Reservir Dogs" y, probablemente, Nolan hubiera concebido de una forma muy distinta su presentación de "El Joker" en su revisión de Batman.

Con una coherencia interna y un ritmo orquestado para crear angustia, "Atraco perfecto" cuenta con un reparto solvente, eficaz y medido, pero, me temo, donde no se termina de intuir esa figura central o ese clímax, o quizás sea ese recurso de la voz en off al que tal vez el paso del tiempo haya castigado (con ello no me estoy posicionando en contra de esta herramienta, de hecho, hay otras cintas donde funciona a la perfección).

Cierto es que su visionado se hace breve y uno de los directores con más personalidad de la historia de este medio artístico muestra su tarjeta de presentación.