Los tres primeros libros de Harry Potter fueron una novedad innegable dentro de la novela fantástica, especialmente orientada para adolescentes, pero no en exclusiva, ya que el universo de Rowling tiene los suficientes matices para llamar la atención de público más talludito. A partir del cuatro tomo, "Harry Potter y el cáliz de fuego", la trama fue oscureciéndose... además de los volúmenes agrandándose. El niño que vivió, se había convertido en una mina de oro con la que los editores no pensaban regatear.

Cuatro siguientes tomos con los que acabaría la épica saga, serían cada vez más numerosos en cantidad de páginas. Algo parecido ocurre en la franquicia de filmes, mucho adorno dentro de la trama principal, que sigue siendo muy absorbente, aunque, algunas subtramas amorosas y problemas de jóvenes magos en Hogwarts, quizás sean los que peor resistan el paso del tiempo.

No ocurrirá, empero, con personajes como Voldemort, Dumbledore, Snape, Ojoloco y compañía, en un marco terriblemente fértil de creatividad y que es llevado con esa mezcla de humor, magia tenebrosa y estilo british, que tan extraña alquimia pareció tener para este éxito de ventas, ante el que solamente cabe quitarse el Sombrero Seleccionador.

El Cáliz de Fuego, Torneo de los Tres Magos incluido, es excesiva en su metraje, pero, sus inesperados giros seguirán captando la atención del espectador, especialmente, el afortunado que desconoce lo que va a acontecer...