David Yates se ha superado; para mi la 5° película sin ser la mejor era bastante correcta y cumplía con términos de ritmo y adaptación, pero es que con “El Misterio del Príncipe” el señor devuelve a Potter a la grandeza cinematográfica que caracteriza al cautivador primer film y se acerca bastante al prodigio realizado por Alfonso Cuarón.

Si bien desde la tercera película la saga ha evolucionado a un terreno oscuro y cada vez más adulto, ahora podemos decir que la franquicia es bastante madura y terrorífica en ciertos momentos. Ya nada queda del inocente “niño mago que vivió”; los mismos actores que por novatos lucían exagerados, sobreactuados e inexpresivos en las primeras películas, hoy lucen como auténticos profesionales. Elogios sobran para uno de los elencos más solventes y efectivos que se han visto; Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson logran tal química en sus actuaciones que va a ser difícil verlos separados e independientes una vez que acabe la franquicia, individualmente no es muy distinto y al menos Radcliffe devora la pantalla en ciertos momentos; Bonnie Wright, Tom Felton (aunque todavía le falta), Evanna Lynch y el resto de jóvenes que los secundan, complementan perfectamente las situaciones “románticas” alejándolas del infantilismo, la tontería y la cursilería que caracteriza a otras sagas (y sin ir más lejos al “Cáliz de Fuego”). Todos en conjunto logran unos brillantes toques de comedia que sirven de perfecto alivio para el incesante ritmo de la historia. Los adultos no se pueden quedar sin mención; Michael Gambon, Alan Rickman y Jim Broadbent destacan especialmente por su importancia en la historia. Y es que la saga no sería absolutamente nada sin esta brillante galería de impecables intérpretes.

La acción y los efectos no son desbordantes ni saturantes y cumplen en justa medida su cometido en la historia. La tensión y el suspenso que le aporta David Yates a la media hora final es algo que veníamos extrañando desde los tiempos de Alfonso Cuarón, una vez más queda en evidencia que Potter ya no es familiar ni infantil.

Sin embargo la película también repite algunos defectos de “La Orden del Fénix”, me refiero a dejar por sentado que todo el mundo ha leído la novela y dejar situaciones o subtramas pendientes de explicación (spoiler) aunque en menor medida; y la música de Nicholas Hopper prácticamente repite la partitura de la entrega previa (algo que no hacía ni John Williams, ni Patrick Doyle). De todos modos ésta 6° y antepenúltima entrega se consolida como una de las mejores películas de la saga y un entretenimiento taquillero de calidad.