Creo que ese es el pilar principal de la película, el amor. Ya sea por proteccionismo, por pasión o por cariño. La cuestión es que la cinta que dirige el señor Shyamalan narra de manera sublime las cotas que podemos alcanzar cuando el amor se interpone ante nosotros, incluso cuando existe terror o peligro. Parece que las notas sinfónicas que James Newton Howard compone exclusivamente a nuestros oídos ya lo pronosticaba, nada se puede hacer ante el amor. No sé si es una cinta de terror, si es un drama o una mezcla de ambas, lo que sí sé es que esta cinta no deja indiferente a nadie, que transmite, que llega al espectador desde muchos puntos de vista, ya sea desde los sonidos, desde la imagen, maravillosa fotografía o desde el guión y el trasfondo argumentativo, donde los actores rayan a muy buen nivel. Un clasicismo por el mensaje sobresaliente y una puesta en escena y factura excelsa. No se puede pedir más.