Que "Cantando bajo la lluvia", apareció este musical para abrirme los ojos una vez más. Ante mí, 103 minutos insufribles acumulándose uno a uno sobre mi, ya precaria, paciencia.

Éste es uno de esos ejemplos de cine hecho para entretener, cine para olvidar guerras recientes y cine para que la clase media mundial de la época pudiera soñar con amores imposibles y coreografías rebuscadas.

Me centraré en esos bonitos adjetivos que colocan a este tipo de películas clásicas donde la alegría fluye en todos los planos. Es fácil leer reseñas donde aparecen frases como "un magnífico antidepresivo", "ensanchadora del corazón", "conquista los corazones o les rememora sus mejores latidos de ilusión amorosa", "entretenidísima"etc. Entonces me paro a pensar, ¿pero estos que han visto?

Un montón de coreografías dignas de bailes de fin de curso. Una historia estúpida, ¿tan vacíos tienen sus corazones estas personas? ¿Ver a siete hombres conquistando el corazón de siete estereotipos de mujer es algo que engrandece el alma? ¿Será necesario escuchar canciones sobre lo bonita que es la primavera y el amor, para ser más feliz? Desde cuando una película con un guión horrendo, con unos actores nefastos, con unas canciones horrendas puede ser elogiada por sus "maravillosos" bailes. Después, estos mismos que elogian lo evocadora de esta cinta, critican obras de acción como 300 o Matrix, por ser estupideces que sólo buscan entretener. ¡Sí, claro! Y "Siete novias..." pretende hacerme feliz con su cursilería.

Pensar en el neorrealismo hace que me cabree más.

A otro perro con ese hueso.

Yo que sé.