Average rating
5.5
Ratings
4,131
Reviews
359
Lists
0
Movie recommendations
- Ratings by category
- Contact
-
Share his/her profile
Servadac rating:
8
7.6
2,374
Mystery. Film noir
Ivón, a chorus girl, and Hugo, a failed writer, turn up at a provincial hotel on a stormy night. They have come from Madrid with Carlos, Hugo’s son, born nineteen years earlier after a casual affair. They decide to lean over the cliffs to look at the angry waves down below – and Carlos falls to his death.
Language of the review:
- es
February 11, 2013
45 of 49 users found this review helpful
“Buscas vivir, como el perro busca el hueso.” (Edmond Jabès)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
View all
Spoiler:
Yo era un personaje imaginario. Tenía estudios, fortuna y atractivo. La puesta en escena de mi vida era perfecta. Quise colarme entre dos fotogramas, pedir un contraplano y tomar forma.
Tuve que mantenerme al otro lado de la cámara. Mi padre sintió celos –tal era mi pureza– y quiso rebajarme ante los ojos del espectador. Negar mi vida y sus pasiones. Lo que más me dolió fue verme convertido en seductor barato y máscara grosera. Cuando se disponía a asesinarme, observé, por un momento, los peces rojos destellando en sus pupilas. Los peces rojos… Desde mi propio vacío sentí lástima por él, que era, como yo, un personaje imaginario.
El autor nos miraba satisfecho. La magia había acontecido. Hubo un coloquio después de la película. El autor, igual que yo, jamás entraba en cuadro. Sus hijos evocaban los detalles, tan ciertos, de una vida. “Te has enamorado del aire, estúpida” –le había dicho Hugo Pascal a Ivón, su novia. Y sin embargo ahí, en el aire, el autor conversaba con nosotros.
Ahora que sé que ya no existo, me gusta compartir con el autor ese lugar al otro lado del encuadre. Como en un texto de Borges, disfruto de ese juego de presencia y no presencia. Me he sentido tan vivo en la ficción. El autor, sentado junto a su familia, mueve los hilos desde fuera. Compone para no ser olvidado. Y sé que aún estamos vivos, él y yo. Tan vivos como entonces.
[Texto publicado en el boletín nº1/2013 del cineclub macguffin]
Tuve que mantenerme al otro lado de la cámara. Mi padre sintió celos –tal era mi pureza– y quiso rebajarme ante los ojos del espectador. Negar mi vida y sus pasiones. Lo que más me dolió fue verme convertido en seductor barato y máscara grosera. Cuando se disponía a asesinarme, observé, por un momento, los peces rojos destellando en sus pupilas. Los peces rojos… Desde mi propio vacío sentí lástima por él, que era, como yo, un personaje imaginario.
El autor nos miraba satisfecho. La magia había acontecido. Hubo un coloquio después de la película. El autor, igual que yo, jamás entraba en cuadro. Sus hijos evocaban los detalles, tan ciertos, de una vida. “Te has enamorado del aire, estúpida” –le había dicho Hugo Pascal a Ivón, su novia. Y sin embargo ahí, en el aire, el autor conversaba con nosotros.
Ahora que sé que ya no existo, me gusta compartir con el autor ese lugar al otro lado del encuadre. Como en un texto de Borges, disfruto de ese juego de presencia y no presencia. Me he sentido tan vivo en la ficción. El autor, sentado junto a su familia, mueve los hilos desde fuera. Compone para no ser olvidado. Y sé que aún estamos vivos, él y yo. Tan vivos como entonces.
[Texto publicado en el boletín nº1/2013 del cineclub macguffin]