Un trabajo de dirección tan formidable que esconde el guión tan frágil que, siendo formidable hasta mitad de la trama, de pronto, se desvanece y resulta ridículo ver cómo, una vez ocupados los hijos en su pelea por una dama (Ya de por sí es extraño que esperen sinceridad de una mujer a la que han secuestrado, que la crean en sus intenciones para con ellos y más aún que terminen peleándose por ella) y el padre de esos dos pobres tontos termina por los suelos con un terrible golpe en la cabeza, el protagonista, en vez de tomar un arma y zanjar el conflicto, salga corriendo con el carro donde tiene un saco que luego, gracias a que un compañero reaparece sin él esperarlo (Pues sin un tipo que lleve las riendas del carro no habría podido hacerlo) se suba al tejado a dejar caer el contenido del saco por la chimenea para matarlos al salir por la puerta.