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Yerai rating:
8
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May 17, 2007
37 of 42 users found this review helpful
Las películas de Woody Allen son como la comida oriental: no a todos les agrada; pero a los que sí les gusta, la adoran. Si bien puede parecer a primera vista que los colmados platos, repletos a más no poder de exótica comida humeante, y que para colmo se sirven con abusiva rapidez, pueden acabar con la paciencia de muchos, lo cierto es que en cada esquina hay un restaurante chino.
Annie Hall es Woody Allen en estado puro, la película donde mejor se pueden ver definidas las notas características del cine de este autor. Es una película divertida, hilarante, pero que al mismo tiempo invita a reflexionar. Es una historia de amor, y no una historia de amor más, sino quizás "la historia de amor" que todos tenemos, enterrada en el pasado unos, en viva proyección otros (los más afortunados).
¿Qué verás?
1. Una de las mejores películas de Woody Allen.
2. La irracionalidad de las relaciones personales. Refleja con fidelidad la vida cotidiana, de tal modo que la relación entre los dos personajes está dotada de un formidable realismo.
3. Un excelente trabajo, de inspiradas interpretaciones, de los dos actores protagonistas que compenetran a la perfección.
4. Una historia que con seguridad no te dejará indiferente.
¿Qué NO verás?
1. Si estás acostumbrado al cine del director neoyorquino y aún no has visto esta película, lo más seguro es que no veas nada que no hayas visto antes, pero el sabor de boca que te dejará, sin duda, será excelente.
Annie Hall es Woody Allen en estado puro, la película donde mejor se pueden ver definidas las notas características del cine de este autor. Es una película divertida, hilarante, pero que al mismo tiempo invita a reflexionar. Es una historia de amor, y no una historia de amor más, sino quizás "la historia de amor" que todos tenemos, enterrada en el pasado unos, en viva proyección otros (los más afortunados).
¿Qué verás?
1. Una de las mejores películas de Woody Allen.
2. La irracionalidad de las relaciones personales. Refleja con fidelidad la vida cotidiana, de tal modo que la relación entre los dos personajes está dotada de un formidable realismo.
3. Un excelente trabajo, de inspiradas interpretaciones, de los dos actores protagonistas que compenetran a la perfección.
4. Una historia que con seguridad no te dejará indiferente.
¿Qué NO verás?
1. Si estás acostumbrado al cine del director neoyorquino y aún no has visto esta película, lo más seguro es que no veas nada que no hayas visto antes, pero el sabor de boca que te dejará, sin duda, será excelente.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
(-) Resulta muy poco creíble, por no decir surrealista, las secuencias en las que Alvy presume de su vigor sexual y en las que actúa como un auténtico casanova. Esto es muy propio del humor de Allen, pero no deja de parecer ridículo.
A destacar el momento en que Annie se queda prendada de los "encantos" de Alvy. Éste actúa con bastante chulería, sobrado, cuando ella trata por todos los medios de quedar con él y llevarle a su casa. A Annie le falta poco para babear. Y lo peor es que todo esto sucede después de ver el exiguo cuerpecillo de Allen corretear por una pista de tenis. Inverosímil.
(-) Hay una escena imperdonable que bien podría ser un anuncio comercial de una conocida marca deportiva. Hasta Annie sujeta la raqueta de tal modo que se pueda leer bien lo que pone en su funda. El bolso que lleva él es de la misma marca. Sólo les falta llevar sudaderas y muñequeras a juego.
(+) Una de mis escenas preferidas, que considero estéticamente preciosa, es aquella en la que Alvy le explica a Annie qué son las mujeres "polimórficamente sensibles", con el puente de Manhattan de fondo, como único y colosal testigo de sus palabras. La oscuridad sólo permite ver sus dos siluetas; formando el espacio que las separa un perfecto corazón.
(+) Sin lugar a dudas el cierre de la película, que transforma un famoso chiste en una reflexión seria, grave, pronfunda, es lo mejor de la misma:
"Después se nos hizo tarde; los dos nos teníamos que marchar. Pero fue magnífico volver a ver a Annie. Me di cuenta de lo maravillosa que era y de lo divertido que era tratarla. Y re... recordé aquel viejo chiste... aquel, aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice:
- Doctor, mi hermano está loco. Cree que es una gallina.
Y el doctor responde:
- ¿Pues por qué no lo mete en un manicomio?
Y el tipo le dice:
- Lo haría pero... necesito los huevos.
Pues... eso más o menos es lo que pienso sobre las relaciones humanas, ¿saben? Son totalmente irracionales... y locas... y absurdas... pero... supongo que continuamos manteniéndolas porque la mayoría necesitamos los huevos".
Genial, Woody, genial.
A destacar el momento en que Annie se queda prendada de los "encantos" de Alvy. Éste actúa con bastante chulería, sobrado, cuando ella trata por todos los medios de quedar con él y llevarle a su casa. A Annie le falta poco para babear. Y lo peor es que todo esto sucede después de ver el exiguo cuerpecillo de Allen corretear por una pista de tenis. Inverosímil.
(-) Hay una escena imperdonable que bien podría ser un anuncio comercial de una conocida marca deportiva. Hasta Annie sujeta la raqueta de tal modo que se pueda leer bien lo que pone en su funda. El bolso que lleva él es de la misma marca. Sólo les falta llevar sudaderas y muñequeras a juego.
(+) Una de mis escenas preferidas, que considero estéticamente preciosa, es aquella en la que Alvy le explica a Annie qué son las mujeres "polimórficamente sensibles", con el puente de Manhattan de fondo, como único y colosal testigo de sus palabras. La oscuridad sólo permite ver sus dos siluetas; formando el espacio que las separa un perfecto corazón.
(+) Sin lugar a dudas el cierre de la película, que transforma un famoso chiste en una reflexión seria, grave, pronfunda, es lo mejor de la misma:
"Después se nos hizo tarde; los dos nos teníamos que marchar. Pero fue magnífico volver a ver a Annie. Me di cuenta de lo maravillosa que era y de lo divertido que era tratarla. Y re... recordé aquel viejo chiste... aquel, aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice:
- Doctor, mi hermano está loco. Cree que es una gallina.
Y el doctor responde:
- ¿Pues por qué no lo mete en un manicomio?
Y el tipo le dice:
- Lo haría pero... necesito los huevos.
Pues... eso más o menos es lo que pienso sobre las relaciones humanas, ¿saben? Son totalmente irracionales... y locas... y absurdas... pero... supongo que continuamos manteniéndolas porque la mayoría necesitamos los huevos".
Genial, Woody, genial.