Un rastreador alcohólico y deprimido tras la muerte de su esposa (Berenger) es contratado para dar captura a tres prófugos que han escapado en medio de unas inaccesibles montañas. Esta misión será la que le pondrá sobre aviso de un importante descubrimiento: una civilización que se creía desaparecida, la de los indios cheyennes.
Melodrama de aventuras que sin resultar ni admirable o brillante, ni siquiera emocionante, propone de forma atractiva e interesante, sin ninguna altivez ni pomposidad comercial, una historia que reivindica el enriquecimiento entre culturas y un ecologismo tan necesario como olvidado en nuestros días.
Con un director de más talento y más alejado de convencionalismos y rutinas, hubiera sido una buena película, con todos los honores.