En un lugar de Rusia llamado "La Zona", de acceso prohibido. hace años se estrelló un meteoro. Los stalkers se dedican a quienes se aventuran a adentrarse en ese lugar, dónde los más profundos deseos se pueden cumplir.
Probablemente la película más prestigiosa de Tarkovsky, una parábola futurista preñada de simbolismo y diálogos cargados de fuerza (guión de los hermanos Strugatskiy y del propio Tarkovsky), con tres personajes principales: el stalker, que encarna la fe, la esperanza y casi la ilusión para un paisaje y paisanaje alicaído, decrépito, contaminado y desesperanzado; el profesor, que es la ciencia, el supuesto raciocinio pero también la cerrazón y el autohermetismo, la condena a no salir del atolladero; y, finalmente, el escritor, otro ser supuestamente culto y razonable, pero engreído e individualista, egoísta como el profesor, cobarde.
Dotada de una puesta en escena muy cuidada, con cambios de fotografía y unas interpretaciones potentes, de controlado hieratismo, "Stalker" es una parábola política también acerca de una Rusia y un mundo que va caminando a un futuro belicoso, roto, triste. Tarkovsky impregna un hálito místico/filosófico (los diálogos, las reflexiones del atormentado "stalker"), con la Culpa del hombre por sus malos actos, dónde la Zona es un mítico lugar para la esperanza, pero también un lugar para los desventurados , dónde nadie regresa de allí, dónde nadie puede volver por el mismo sitio (¿otra condena?).
Tarkovsky es crítico con el hombre, que a medida que envejece fracasa por insensible y rígido, nada dócil y flexible, hasta morir.
"Stalker" no es una obra de fácil digestión ni muy recomendable pues es una película premiosa, que da vueltas sobre sí misma, pesimista hasta un final más luminoso e ilusionante pero es, sin duda, una obra de arte, sobresaliente, de icónica y merecida fama.

"El deseo nace del sufrimiento".